Agencia La Oreja Que Piensa. 2014. Por Guadalupe Podestá Cordero.
La memoria no es un simple ejercicio de traer al foco de atención algo que nos pasó. El ejercicio de recordar suele ser una forma de conectar lo que sabemos para comprender que cartas se jugaron, quien las jugó y sobre todo quien es el dueño del mazo.
Hace 38 años alguien decidió llevar a cabo un plan de exterminio que tendría un alcance inconmensurable y que muchas veces se analiza pensando que querían lograr los jefes de los genocidas para ese momento histórico y pocas veces nos planteamos la horrible verdad, ellos planearon siempre a futuro.
Las semillas de lo que fue el horror de la dictadura 76-83 se encuentran en el pasado histórico, en el seno de las luchas independentistas. Los señores de la muerte no surgieron de un repollo, a ellos los parió “la pandilla del barranco” si, los traficantes de vidas y mercancías con los que Moreno, Belgrano, San Martín y tantos otros chocaron, esos que se empeñaron en evitar la liberación y que más tarde se ocuparon de ocultar y falsear la historia, creando una falsa conciencia de patria, sectaria y elitista. Los que un día soñaron con ser la joya más brillante de la corona inglesa y que con la llegada del centenario matarían obreros anarquistas en las calles.
Ellos volvieron a comprar teorías que atentaban directamente contra los intereses populares, en el 55 como en el 30 y en los años 60 hasta que en el 76, de la mano de sus instructores franceses y de los señores de la muerte que impartían sus lecciones en la Escuela de las Américas, los lacayos del poder económico imperante se abalanzaron sobre el pueblo a realizar su festín de muerte.
Ejercer la memoria a 38 años es mirarnos en el espejo de los ojos de aquellos a los que el poder económico internacional mató, desapareció, torturó. Esto implica ir a revisar la historia. El daño fue grande. Grande en ese momento y hacia adelante, ya que aún hay personas a las que la identidad les fue robada sin piedad.
Entendamos, si una persona no conoce su identidad, no puede elegir realmente el curso de su vida, la identidad es la que nos da el tronco ideológico en el que basamos las decisiones de nuestra vida, todas ellas. Si una persona no sabe quién es, de donde viene, no es libre. La profundidad de lo constitutivo es lo que marca nuestro accionar, por eso muchos hijos apropiados reconocían la distancia de sentimiento con sus apropiadores, otros sabían que debían ser llamados con otros nombres, recorrer sus historias es asomarse a los resortes de la historia.
Amanecer a un nuevo 24 de marzo para analizar lo que ocurrió, lo que nos hicieron, quien lo hizo, cómo y por qué.
Comprender que ellos, los asesinos y sus jefes, deseaban cambiar la vida del pueblo asesinando las conciencias, apagando toda posibilidad de revolución y de felicidad popular, para qué fuéramos la mano de obra barata que el imperio necesita. Toda la Patria Grande lo padeció, no fuimos los únicos, pero si han sido especialmente cruentos aquí y eso no es menor.
En 1955 el golpe de Rojas y Aramburu, se llevó a cabo para terminar una experiencia de poder popular sin comparación en nuestra historia, se hizo “para que el hijo del barrendero muera barrendero” enpalabras de uno de sus integrantes.
Pero la conciencia seguía encendida y creciendo, la organización obrera en las fábricas seguía viva, los jóvenes aprendían de otras experiencias de la Patria Grande y todo eso aterraba a la oligarquía y a sus sirvientes.
El ejercicio del neoliberalismo posterior también estaba contemplado en sus siniestros planes. Hasta lograron que muchos dejen de pensarse pueblo para decirse gente, lograron instaurar un individualismo enfermante y la idea de que “el pobre” y “el negro” (como tienen la costumbre de llamarnos a los que no somos como ellos) tienen la culpa de su situación, una situaciónque ellos, los oligarcas,crearon con innumerables saqueos, no sólo económicos, porque saquearon bienes, pero sobre todo vidas.
Hoy, a 38 años y con los juicios que se han hecho y se seguirán haciendo hasta imponer toda la justicia necesaria en este tema, los lacayos del pensamiento imperial siguen acechando, ya no piden represión, ahora manipulan sembrando temor, enfermedad, odio. Manipulan desde las sombras buscando realizar golpes blandos.
Está en nuestras manos evitar que nos ganen nuevamente la pulseada, está en nosotros hacer que aquel gesto de bajar los cuadros de los genocidas tenga sentido hacia el futuro, un futuro con plena conciencia histórica, donde podamos reconocernos libres y soberanos, un futuro en el que miremos a nuestros hermanos de la Patria Grande sabiendo que la liberación fue lograda entre todas y todos, ese momento en el que sepamos que realmente no volverán a sembrarnos sombras en la vida y en el alma.
Ejercer la memoria es poder construir hacia adelante con la fuerza de los que siguen estando en el corazón y poder decirles “compañeros, compañeras están presentes en cada acto, en cada sonrisa, en cada abrazo, en cada lucha ganada”
Hasta la victoria siempre! Porque seremos libres o muertos, pero jamás esclavos.