Agencia La Oreja Que Piensa. Marzo 2013.
Hoy, martes 5 de marzo de 2013, a las 16.25 de la tarde, se apagó la vida del líder revolucionario latinoamericano Hugo Rafael Chávez Frías. Tenía 58 años y murió víctima de un cáncer en el hospital militar de Caracas.
"Recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo. A las 16H25 de la tarde (20H55 GMT) de hoy 5 de marzo ha fallecido nuestro comandante presidente Hugo Chávez Frías luego de batallar duramente con una enfermedad durante casi dos años", dijo Maduro con la voz entrecortada y al borde del llanto.
Chávez había regresado de La Habana el 18 de febrero después de haber sido operado el 11 de diciembre por cuarta vez de un cáncer en la zona pélvica.
Líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Chávez había sido reelegido por el pueblo de Venezuela, en forma holgada, el 7 de octubre por tercera vez desde que asumió el poder en 1999.
El vicepresiente Nicolás Maduro, a cargo del país desde que el comandante Chávez viajó a La Habana para su tratamiento, manifestó que el puebo venezolano está más unido que nunca en esta triste circunstancia que le toca vivir. Cuadro destacado del Partido y ex dirigente sindical del Metro de Caracas, Maduro se ve, de este modo, llamado a grandes responsabilidades toda vez que la Constitución Bolivariana establece que el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, deberá llamar a nuevas elecciones dentro de los próximos treinta días.
La Revolución Bolivariana que él encabezaba había llevado al pueblo de Venezuela a niveles de bienestar y participación en la gestión del gobierno nunca antes alcanzados. Por el contrario, durante décadas, el país gimió bajo un sistema institucional corrupto, depredador y elitista que favorecía a los sectores burgueses vinculados al empresariado y la alta finanza y que se sostenía en dos pilares partidocráticos que eran la socialdemocracia del Acción Democrática y el socialcristianismo del Copei.
La Revolución acabó con ese sistema de dominación y poco a poco, Venezuela y su pueblo comenzaron a escribir un nuevo capítulo en la historia social de América Latina. La nacionalización de los recursos naturales (petróleo y gas) y la aplicación de la renta que generaba su explotación al desarrollo, el crecimiento y la distribución de la riqueza en el país constituyeron un pilar sustancial en la nueva era política y social con que Venezuela alumbraba los nuevos tiempos.
Chávez fue un inteligente y entusiasta propulsor de la integración latinoamericana y llevó a su país a jugar un papel protagónico tanto en la UNASUR como en la Celac y el ALBA y, recientemente, en el Mercosur con su postergada pero al fin realizada incorporación a este espacio.
El imperialismo yanqui, que sigue vivo en esta posmodernidad neoliberal que vive el mundo, no le perdonó sus políticas soberanistas, populares y revolucionarias. Venezuela era vanguardia en las luchas de emancipación latinamericana y lo sigue siendo todavía y aun es posible que ese papel se incremente aun más luego de su muerte. Por esa razón, el vicepresidente Maduro acababa de denunciar al mundo que un sujeto llamado David del Mónaco, agente de la CIA, fue aprehendido por la seguridad del Estado venezolana cuando estaba infiltrado en unidades militares tratando de organizar actos de desestabilización de la Revolución. Y por esa razón, también, el vicepresidente anunció al mundo que se cuenta con indicios bien fundados de que, como hizo con Yasser Arafat, las inteligencias extranjeras pueden haber estdo detrás de operaciones criminales que llevaron a la enfermedad al líder latinoamericano.
En los instantes posteriores al anuncio de la muerte de Chávez, el ministro de Defensa de Venesuela, Diego Molero, declaró que las Fuerzas Armadas están más unidas que nunca y que son garantes de la vigencia de la Constitución Bolivariana.
Un líder ha caído y se trata de un golpe estratégico para la revolución latinoamericana. Pero el hecho de que los EE.UU. lo hayan combatido hasta el final e incluso lo hayan tratado de eliminar más de una vez, expresa un hecho incontrastable: las políticas de la Revolución Bolivariana marcan el camino de la liberación latinoamericana.